14/1/09

Parte I

Había un calor muy fuerte, demasiado fuerte como para poder estar en casa, pero demasiado fuerte como para quedarse quieto. Así que salió a caminar. Busco sus viejas sandalias bajo la cama, se notaba que no la limpiaba mucho por esos lugares. Encontró una pequeña canica blanca y una moneda. Las guardo en el bolsillo del short azul, limpio sus rodillas, cogió las llaves, miro al cuarto antes de salir para ver que no se olvidaba nada, y cerro la puerta tras él. La señora de la puerta del lado lo vio salir de casa mientras trataba de meter a su perro otra vez a su puerta. Con las manos en los bolsillos y la mirada atenta caminaba por las aremosas calles, era una ventaja vivir cerca al mar, pero era incómodo, porque rápido se ensucia la entrada de la casa. Sus padres se la habían dejado a carga mientra regresaban de su viaje anual a sus tierras. El estaba acostumbrado a esos viajes, pero a el no le gustaba salir de Lima. Siguió el recorrido habitual, de ir de lado a lado, desde su casa, que casi era por la playa de estacionamiento, hasta el muelle, donde podía almorzar, y luego regresaba. Su aspecto (dado sus largos años ahí) era ligeramente bronceado, sus hombros anchados por las veces que haci nadado de pequeño, en alguna playa cercana, conde aprendió a hacerlo de la mano y vigilancia de su padre. Sus piernas velludas por la ascendencia europea de su padre, pero el color no blanquinoso que la había heredado su madre, mujer de Lima, que creció en Rimac entre las épocas donde el cine era a blanco y negro, los almuerzos podían ser multitudinales, por las frecuentes visitas de su numerosa familia, bella de joven, carácter fuerte, y muy prudente. El mar se levantaba imponente a lo lejos, ej solía sentarse en el muelle cuando la gente se retiraba a ver como los barcos se alejaban, y como algunas otras personas llegaban para acampar.

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Xtopher

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