Inmutable aún parece el día, pues no abres aún tus pequeños ojos de niña inmadura, mi aún pisas el suelo con esos pequeños miembros tuyos que llamas pies, que ayer trabajaban duro en el centro, pero hoy parecen preparados para una nueva tarea. Tus oídos cerrados al bullicio te mantienen en reserva del mundo externo. Descanse pequeña, descanse niña. Tú boca no declama cosa alguna pues aún está cerrada con el cerrojo de prudencia que sueles tener, tú nariz pequeña, y fina, se excluye del cuarto para descansar en los parques y jardines reales, donde es su descanso y continuo recreo. Tus ondeantes cabellos aún libres parecen ser reducidos por la ligera brisa que te visita en las mañanas por tú ventana entreabierta. Nunca supe sí fue entreabierta para mi, alguien más, o simplemente para el tranquilo entretenimiento de tus cabellos, no lo se.
En la oscuridad de la madrugada, donde los gallos aún cantan, vi a tus pequeñas y bien descritas orejas pasar sobre volando la ciudad, buscando y oyendo cada ruido que percibía, como niños jugaban, en las vías del tren, en las fábricas bulliciosas, y en la sinfonía de carros que empieza ahora.
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-- Xtopher
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